Esta es la historia del sastre
con los trajes requeridos,
de pedidos por buen lastre
que todos fueron vendidos.
Se hizo fama con consignas
ganando buena clientela,
pero en razones malignas
sus artilugios tutela.
Es muy diestro en la costura
con sus dos manos muy finas,
cortando con su postura
tejiendo hilos con espinas.
Hace traje a los muñecos
a títeres y bufones,
su taller en recovecos
prefiere sus selecciones.
Con la cinta va midiendo
con malicia y con pericia;
y así, él va construyendo
su objetivo de avaricia.
Va tejiendo con su estilo
con astucia y con modelo,
y zurciendo con el hilo
los planes cual Maquiavelo.
Con tijera va cortando
todo aquello que le enreda,
y en su cabeza hilvanando
la maniobra que depreda.
Su talla es un árbol hueco
sin que figura demande;
y confeccionó el chaleco
que a imberbes les quedó grande.
Hoy los reclamos abundan
y también los malestares,
vestir a quienes redundan
sin saber los malabares.
El sastre va trabajando
con carácter de embelecos,
por veredas remendando
lo grande de sus chalecos.
Así se escribe la historia
del modista con su enredo,
escrito queda en memoria
y en arbustos de Acebedo...
...el municipio de España
con nombre por los acebos,
planta tóxica que daña
¡Cuidado!, no use en placebos.