En tu ausencia me preparo un café.
Lo tomo en mis manos cierro los ojos y me dispongo a disfrutar de el -de tí- encontrando en cada sorbo el calor de tus abrazos, el color maravilloso de tus ojos, el aroma de tu piel y el toque perfecto de tus dulces besos.
Es así como te convertiste en mi costumbre y mi taza favorita.