Cómo olvidar el día,
que me salvó de aquella tempestad,
es y seguirá siendo una mujer muy especial.
Es aquella que me hizo viajar y recorrer
lo más profundo del mar.
Llegué a la costa,
sola y cansada me encontraba,
alimento y restauró mi alma.
Fingía miedo,
me tomó de la mano,
y de todas aquellas manos la suya era la única que me transmitía tranquilidad.
Con un abrazo me hizo estallar,
con una salida fue suficiente para conocer la felicidad.