David Arthur

Hadas

 

 

Al despuntar el alba se escabulle abajo,

de puntillas cautelosamente camina

para no perturbar el silencio,

ni despertar la casa adormecida

 

Ella sabe de memoria su rumba,

evitando contacto con la mesa y las sillas

por no ocasionar porcelana a caer

antes de llegar a la ventana

 

Con cuidado monta en el alféizar,

un lugar perfecto para ver por todo el jardín,

así se siente y espera su aparición,

las hadas vestidas de las estaciones

 

Temprano por la mañana en primavera

en el idioma de las hadas gorjean,

dentro del follaje en ciernes escondidas,

en timidez por su presencia

 

Mientras en días de verano alrededor vuelan,

sobre alas de gasa con pinceladas de color,

saludando la floración por doquier,

aceptando su oferta a saborear néctar dulce

 

Las tardes de otoño se le dan encantos

cuando con sus lámparas en oscuridad brillan

al viajar por los arbustos místicos

en busca de sus amores

 

Pero la belleza de esta mañana invernal

es la cascada plateada de una miríada de hadas

que suavemente hacia abajo flotan

para brindar a su jardín una alfombra cristalina.

 

Ella no ha contado a nadie sobre sus amigas,

las hadas

 ©®

El cuadro por propio pincel