La primera de valiente
aunque temblando de miedo.
Quería saber su nombre,
penetrar en su pasado,
escudriñar su presente,
galopar en su futuro.
La quería conocer estar cerca
de su rostro;
anhelaba escuchar su voz,
que el aliento de su vaho
penetrara por su boca.
La segunda fue de ira,
de rebeldía obstruida.
Necesitaba tocarla,
sentir su piel en sus manos.
Ofrecerle mil palabras
en silencio, a escondidas.
La tercera fue de amor,
El corazón en sus ojos.
Quería entregarle todo;
regalarle su ternura,
su inocencia.
Pretendía llamarle: amor,
amiga, querida;
amante, esposa, señora,
para estar siempre con
ella,
eternamente a su lado...