Jugaremos a ser avecillas que vuelan raudas
Dejando el nidal de la madurez;
Y volveremos a creernos niños
Para correr y juguetear por doquier…
Cantaremos y reiremos con gran alboroto
Como si el mundo se fuera a acabar de un momento a otro;
No nos preocuparemos de lo que digan los demás;
Después de todo, la vida es una sola y hay que saberla disfrutar…
Y nos amaremos como lo hacen los niños en su dulce candidez,
Y no como lo hacen los adultos en su hipócrita madurez.
Pasaremos todo el día correteando, cantando, jugueteando, y riendo
Para olvidar aquellas penas que al corazón dejan enfermo,
Enfermo de no vivir la vida como un niño…
Y si alguna tristeza nos quiere hacer llorar,
Invocaremos al Ángel del Olvido para que en sus alas
Se la lleve muy lejos, y así libres poder jugar.
La Niñez es tan corta, y lo demás es tan largo;
Pero mientras aquel Niño que llevamos dentro aflore,
Siempre habrá un instante para correr, jugar, reír y cantar.