Miriam

Presagio

Escalofríos severos,
Que podrían ser besos si no fuera invierno,
gotas de miel sobre cuerpos de agua.


Miradas perdidas en el centro de cualquier galaxia.
Tacto auténtico con calor auténtico,
Tan auténtico como el que mira y sabe.


Ahí donde no hay sol, estás callada.
Ahí donde hay agua, no estás mojada.


Me recorres las venas como a un río,
Como a una calle que de soledad se empapa.


Cómo un ladrón entras a mi casa,
Como el rayo de luz, atraviesas por la ventana.
Eres todo y no eres nada.


Latidos petrificados del corazón blando,
Ojos color vino que no se ha probado.


Tu boca que sabe a polvo,
Polvo de escombros del cielo derrumbado.
Manos de luz, boca y suave frente de luz,
Cuerpo color cielo.


Te pareces a la orilla donde la ola rompe, flor que en la rama nace.
Tienes todos los nombres y ninguno, (te veo en todos lados y en ninguno.)
Eres como tener agua en los ojos, como sentir en la garganta fuego, como sentarse a esperar a la
muerte.


Grieta en el basalto, corazón de otoño y cuerpo de invierno.
Labios de primavera y naces.
Pájaro y roca, arena con azúcar.


Huella que se borra en el viento del desierto,
Luna que se mira cuando se hace día.


Flores, ramas, enredadera, espina,
Apenas se puede decir que tienes defectos.
Hueles a tierra y a vida, sabes a huertos y a peligro.