Un tiempo caminé por ese rumbo,
cercado en soledad desgarradora,
guíado por la atmósfera celeste,
el resplandor lunar o por la aurora.
Callado, consternado e inseguro,
miraba en derredor y a la distancia,
miraba sin saber lo que buscaba,
temiendo saber lo que encontraba.
Un paso, solo un paso mas a diario,
un paso que no tiene retroceso,
decisiones que aparecen sorprendiendo,
y dilatan la conciencia en nuestro tiempo.
Seguro no fue un resplandor agonizante,
que en la simpleza inexorable fue disperso,
ni fue postergado en la nostalgia,
para soñar y olvidar al despertar cada intento.
Para socavar mi austeridad enajenada,
e interrumpir mi soliloquio silenciado,
dormido en la corriente del sosiego,
esquivo de la sombra y solitario.
Puedo persistir en restaurar la ausencia,
pero se ausenta de mi la persistencia,
y termino destruyendo al confundir,
aquello puro y sagrado que es la esencia.
Sin embargo hay sensaciones encontradas,
que me indican que el camino es el correcto,
y percibo en tu paz inalterada,
que este es y será nuestro momento.