Miranda Mori

Ángeles sin cielo

Sus lágrimas son amargas

con sabor a incertidumbre

de si serán rescatados

de la mortal podredumbre.

 

Sus órganos y sus huesos

sienten su desolación.

Son libres y a la vez presos

de una oscura maldición.

 

Un trozo de pan mal hecho

es un néctar de los dioses

para esos ángeles frágiles

cuyo cielo está desecho.

 

La oscuridad y la ignorancia

son parte de su día a día.

pero nadie les da importancia

y crece su melancolía.

 

La basura y las alimañas

rodean todo su mundo

como si sintieran la saña

de un ente iracundo.

 

¿Qué será de su descendencia?

¿Sus hijos no han de nacer?

Y, si nacen, es mejor

que sean ángeles de otro cielo.