Freddy Kalvo

Despedida triste

Al borde del precipicio

se encontró un alma dolida,

la noche como suplicio,

fugaz suspendió su vida

y le silenció el bullicio.

 

Al filo de las barrancas

se vio el corazón contrito,

y un collar de nubes llancas,

deslizaron con su grito

un ramo de rosas blancas.

 

Al borde de aquel vacío

tenía la vida en penas,

sufriendo el calor bravío,

que le quemaba sus venas

soñando en aguas de un río.

 

Llegando la madrugada

se apagó la dulce estrella,

con su boquita cerrada

y su carita muy bella,

que le será recordada.

 

La tristeza hoy le cobija

a la familia doliente;

todos sufren junto a su hija,

que ha sido siempre valiente,

porque Dios le regocija.