Me quedé en silencio
Con tu ausencia clavando
Sus aullidos en la espalda.
Me quedé pensando,
Cómo la persona etérea
y confusa que suelo ser
Mientras la desesperanza
Llegó volando hasta mi pecho;
Postró en mi sus sollozos y llantos.
Se maravillaba al destazar
Vena a vena para que corriese
Sobre las blancas sábanas
Todo el amor que ella creía
Que me inundaba.
Más ¡Oh sorpresa!
Destazó, desmembró y escarbó
En mi cuerpo entero
Y del amor, no hubo rastro o huella.
Se adentro en mi pecho
Y extrajo mi corazón con un zarpazo
Que hubiese Sido letal
Si hubiese habido alguna chispa
De vida en mi.
¡No! ya no había tal vitalidad;
Ya ho había nada,
Ni llanto, ni furia
Ni siquiera humanidad.
Confundida, entonces, se echó a volar
Con mi corazón entre sus garras;
Rascó y arañó tratando de deshacer
El tejido que lo envolvía
Y fué entonces
Que se dió cuenta que estaba congelado
Por fuera y putrefacto en sus adentros
Y durmió con el órgano a su lado.
Después de su siesta,
Armó de nuevo mi cuerpo
O lo que quedó
Después de tal desmembramiento.
De último, colocó mi corazón,
No sin antes colocar una lágrima sobre él
Como muestra de lo diminuta que es su
Inmundicia ante lo que ahora soy.