Caló hondo y se hizo hueco.
Instalandose para siempre en algún lugar de mi cuerpo que todavía no logro identificar.
Pero que siento, percibo, imagino debe hallarse por debajo de mi piel, en el espacio justo donde se unen ambas costillas.
A veces me pregunto.. ¿dónde habrá ido a parar la materia que antes lo cubría? Quizás se fue, para no regresar, junto con la presencia de lo que ya no es.
A lo mejor el vacío permanezca para contener al recuerdo, y hacerlo resonar, de vez en cuando.
Cada vez que me distraigo y lo olvido, mis pies tropiezan y caigo en él.
A lo mejor el vacío permanezca para contenerme a mi, y recordarme que la historia tiene voz propia, y se hace escuchar, de vez en cuando.
Lo miro de frente, lo observo, lo respiro, lo lleno de lágrimas, de risas, de palabras, de enojos, de preguntas.
Pero volteo la cabeza y el hueco sigue siendo hueco.
A lo mejor el vacío permanezca para contener el amor, que por momentos me desborda del cuerpo y para recordarme, una y otra vez, que es infinito.