Kinmaya

Aquella cálida mañana

 

Todo se mueve, menos yo.

El sauce sacude su natural traje de hojas verdes brillantes al compás del canto de sus aves.

Todo se mueve, en aquella cálida mañana.

Un gato de suave andar sube, y se abraza de sus ramas gentiles, como tendiéndole una ayuda, para luego disfrutar aquel sol juntos.

Todo se mueve, en aquella cálida mañana.

Junto al sauce, otro árbol lleno de flores florecientes bien blancas, muy cerca, tan cerca que los vientos al mover sus ramas terminan abrazados, para luego dialogar en susurro junto a la brisa primaveral.

Todo se mueve, en aquella cálida mañana.

Dos ruiseñores se encuentran en una rama, la vida en aquellos árboles pronto se colma, otras aves al ver aquellos ruiseñores, se animan y engalanan con sus plumas sus majestuosas copas alzadas hacia aquel cielo azul.

Todo se mueve, en aquella cálida mañana.

Toda la vida se mueve, todo es un deleite, el espectáculo de la naturaleza en todo su esplendor, y yo, yo soy el único que no se mueve, pero no fue necesario.

La que se movió fue mi alma; y se elevo suavemente entre aquellos árboles tocando el cielo, en aquella cálida mañana...ahora sí, todo se mueve.