Miguel Ángel Cisneros

Gotas

Al caer, nuestros cuerpos nacen.

Perdemos la vida

solamente para recuperarla.

 

En caída bailamos

al son de músicas

de vientos mansos.

 

O galopamos al

 filo de ventarrones

que nos llevan a morir

en otros lugares.

 

En ocasiones, descansamos

sobre hamacas verdes,

desprendidas como brazos,

de gigantes, abiertos

a nuestro roce.

 

Siempre somos enterradas

en el mismo cementerio.

 

Cuando sentimos calor,

el alma asciende.