La jungla gris ha quedado vacía,
el viento y el silencio juegan tranquilos,
mientras el Astro Rey
los observa desde su trono.
¿Pero qué ha pasado con los hijos
predilectos del Señor?
¿Porqué no salen a compartir
esta alegría inefable?
Las sombras del miedo y la muerte
los tienen prisioneros,
prisioneros de sus pecados,
prisioneros del miedo a la muerte.
No hay temor para el aire,
tampoco para el mar,
ni para los árboles,
ni para las criaturas salvajes.
Más hay temor para los seres
que sembraron su temor
y una oportunidad de redención
para reconciliarse con el mundo.
La madre tierra no quiere
que ningún ser inteligente
interfiera con su tarea
de reparar todos sus daños.
Pero promete cambiar
este infierno que han creado
por un nuevo Edén
donde no haya tentaciones.