Todo ya lo he dicho.
O casi todo.
No tengo más palabras
para expresar.
Estoy...fuera de combate.
Este diario combatir,
para poder lograr
en retribución, palabras.
Palabras que me alientan,
que fortalecen mi alma.
Pero hoy ella está muy lastimada.
Mi corazón, sigue latiendo,
pero mi alma se está muriendo.
Nada más tengo que decir.
A veces, es preferible callar.
Permanecer en silencio.
Ocultar las penas del alma.
Estar...en un total
y absoluto silencio.
Y que mis penas,
solamente queden
escondidas en mi alma.
¡Qué ironía!...tener tanta necesidad
de comunicar, y hoy,
estoy vacío de sentimientos.
Es como si estuviese muerto.
Pero me propongo resurgir.
Sólo debo darme un tiempo.
El necesario para meditar,
y poder transmitir.
Estoy enojado conmigo mismo.
Estoy desprotegido,
desamparado.
Quisiera lograr la paz
que hoy, no tengo.
Permanecer en silencio.
Callar, sin poder expresarme.
Triste alma la mía hoy.
Cuánta necesidad tengo
de sentirme acompañado,
pero hoy me impongo estar
en soledad.
Debo darme tiempo
para nuevamente resurgir.
Me siento como en el aire.
El fuerte viento,
me lleva de aquí para allá...
me siento como un ser
de liviano peso,
como si fuese de papel...
y estando en el aire,
el viento me va destruyendo
poco a poco...
extrae trozos de papel,
que en él se ha convertido
mi cuerpo.
Un papel en blanco,
sin texto, sin palabras.
Será porque hoy...
nada más tengo que decir.
Derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto - 28/10/2013)