Duermo en el subterráneo de los sueños,
en el ocaso sopor de la oscuridad,
duermo sí,
!acaso semeja la muerte el sueño generoso!
y si resulta que muero noctámbulo
y como un Dios me levante
de mi claustro cada mañana insigne a la vida
como preámbulo de lo que acontecerá
paradigma de lo que ha de llegar,
así cotidiana se ve pasajera la muerte.
Pero duermo sí
en el insondable descanso impávido,
¡oh dulce placer!
que del buen sueño reparador
sea el letargo milagroso
regocijo placentero
del cada día de mi renacer.