Por la acera vas orondo y soltero,
en tanto me ocupo de las labores,
de encontrar la razón de tus clamores,
y la razón de mi pena, sugiero.
Si cual niña di enteros mis amores,
mentiras y enredos me diste, austero,
y usaste así mi delirio, embustero,
estropeando mi amor y mis candores.
Y que alejásteme de ti, severo,
son por hoy de la prole, los rumores,
que ignorando la entrega y el esmero,
de ofensa te sirvieron mis favores,
y aunque sé, como sabes, que te quiero,
mis malos momentos, no serán peores.