Le susurré al viento el encanto de tu rostro y entre palabras extraviadas le conté sobre nosotros. Le mentí que el destino jugó con nuestros sueños, sabiendo que fui yo quien descuidó del tiempo.
Enfurecido exclamó que él sabe mi historia, y que tú no eres única que habita en mi memoria.
Angustiado y confundido, pedí que se calmase, que entre el frío y la soledad, mi alma está en otra parte, que errante se encuentra perdida y en libertad, pero dañada y aturdida, no sabe cómo continuar.
- Debe ser tú, poeta de las mil penas, quién guíe tu alma errante.- me dijo entre tristezas.
Así que decidí escribirte, una vez más, en el tiempo que me queda. Fumando un cigarrillo, sentado en la vereda.
Pensando en el ayer, con el frío entre los dedos, abrazado a mi memoria, en mi vacío interno.
\"Recuerdos Olvidados\"
XXV/V/XX