Late mi corazón
en un soplo
de aire fresco...
cuando la lluvia precipita
muy despacio,
sobre las piedras humedecidas...
por los tristes campos del olvido.
De lavanda dorada al sol,
entre nubes de ocasión...
renace mi alma.
Por un minuto
se diría que la voz de Dios
acaricia mi frente,
mas los días de lluvia...
tornan mi liviana y gozosa
inspiración, en la melancólica
esencia sublimada...
por el vacío de su nada.