Ellos confunden todo, e intentan confundirlo todo;
ellos mienten para vivir y viven al mentirse;
al ruido le llaman sonido,
y a cualquier sonido, música;
a todo beso no le llaman romance
y menos al sexo le dan amor;
a un algo le dan las gracias por vivir,
y luego dicen pagarle el favor;
para ellos todo tiene un precio,
menos su billetérica personalidad;
nacen en camillas cómodas,
crecen en jardines de volátiles seres,
van a muchos lugares, están en mil fotografías,
comen, beben, se casan y mueren de la manera más refinada,
nunca conocen el cansancio o el hambre,
y sin embargo
al mirar su rólex,
siempre sienten afán.