“Sin cumplir la contingencia . . .”
Pues, López sigue en campaña
no se le quita la maña,
extraña giras, la plaza
donde está como en su casa.
Desea más baños de pueblo
“sabio”, pero sin cerebro,
él no puede ser distinto,
al fin le gana el instinto.
Del agitador placero
que lleva dentro sincero,
el viajar mucho lo apremia
no obstante grave pandemia.
Si no sale se desfasa
quiere estar entre la masa,
realidad nunca ocultada
añora la mano alzada.
Los gritos, los sombrerazos,
los “abrazos, no balazos”,
es lo que le encanta al peje,
siendo así, pues, que despeje.
Si está necio que se vaya
a inspeccionar su Tren Maya,
a desmadrar más la selva,
el entorno sin reserva.
Carece de buen criterio
Andrés Manuel, sin remedio,
anhela sus guayaberas
y las junglas plataneras.
Así, se fue con urgencia
sin cumplir la contingencia,
avienta el arpa, se larga,
mientras la crisis se alarga.
La curva no se ha aplanado
como tanto ha pregonado,
casi, casi, diez mil muertos
según registros inciertos.
Que no se halla, dice reacio
en la oficina, en Palacio,
no llena en las “mañaneras”
requiere tardes placeras.
No es lo mismo los simplones
veinte a modo preguntones,
“periodistas” chayoteados,
que sus “clientes” acarreados.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 29 de mayo del 2020
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