Cuida de mis gafas y cuídame
como si fuese un demente venido a menos
por motivos de bella estupidez.
Cóbrame todo lo que le debo al destino;
sopórtame si soy rana o sapo, león o gato,
hado o soporte de besos caducos,
clímax en decadencia o ira repetitiva.
Córtame el cerebro cansado de tanto
cantar y despreciar odas,
cúbreme con el manto del desengaño
y cédeme el brío inesperado
de un recién nacido.