Sutiles los oídos
que escuchan el llamado
cuya voz no tropieza
con nubes que entorpecen.
La mirada sensible
al Universo interno,
compadeciendo errores,
frutos del pensamiento.
Sublime ese momento,
en que se entona un mantra
y la luz aparece,
descorriendo los velos,
mostrando la gloriosa
permanencia de Todo
en ascenso continuo,
hacia un nuevo comienzo.
Andrea