Ellas son de piedad jardín fecundo
y nos cubren con rosas de ternura;
en su rostro bondad y paz fulgura,
siendo luz que ilumina nuestro mundo.
Su linaje parece que es oriundo
de la gracia de Dios, tan sacra y pura;
porque traen del cielo su dulzura,
convertida en un mar de amor profundo.
El pincel del pintor que nunca sueñe
en pintar de las madres su nobleza;
aunque intente, su numen se le preñe
del fulgor que posee la grandeza;
es difícil que su alma le diseñe
con el regio esplendor de su pureza.
Autor: Aníbal Rodriguez.