Si un día dejarás, que te vistiese de niña,
Para contemplar tu inocencia, y renacer en tu mirada
Ojos de destellos intensos, mudables como el topacio
En donde contempló a la infanta que da paso a la doncella
Si un día dejarás, que te vistiese de entrega
Para desnudar tu figura y arrodillarme en tu vientre
Labios de ámbar apasionante, donde nace el deseo y el beso
Donde muere la candidez, para que nazca la ofrenda
Si un día dejarás, que te vistiese de deseo
Para recorrer tu contorno hasta arribar a tu vientre
Piel de sentir ardiente, donde nace el cántico inefable de tu aroma
Donde el idilio es eternidad, recostado en tu pecho
Si un día dejarás que desnudara tu alma
Para asistir a tu entraña, con mi pasión y terneza
Senos de manantial y flores, donde se abandona el hombre, para que surja la vida
Donde la luna y la sombra, permitirán tu figura sobre la mía
Cabello de bálsamo y embeleso
Suspiro dulce del delirio
Rostro de candidez y encanto
Vientre virginal de ilusión y canto
Sin un día dejarás que mi palpitar fuera tu entrega