Se enciendía, se veía nítido y la abrazaba
dentro de su imagen rodaba por la cintura,
desbordaba el límite, se encolerizaba el aura,
inexplicable el exabrupto, el desliz de esa palabra,
Él la tocaba, apenas su roce tornaba el calor,
la envolvía como para un arrullo
y luego el temblor hacía lo suyo,
Desde su mirada hacia el contorno.
no dejaba los instantes en el margen,
él era su epicentro, desde su corazón la pasión
lo hacía vívido, se sentía Baco en su sangre.
Por eso lo eligío y lo sabía, le gustaba quemarse.