Esperando intranquilamente tu llegada,
contemplo la gente, el tiempo
y a los perros pasar.
Frente al gran muro de este edificio corporativo,
comprendo lo arduo del trabajo para hacer crecer el hormiguero.
Seres diminutos anhelando perversamente la grandeza.
Una vez cada cierto tiempo,
un ejército de hormigas, inicia la ronda,
corre por mi casa, va a la cocina y luego a los baños,
recorre el patio trasero,
Lleva consigo todas las alimañas , mugre perdida,
producto de planes inconclusos y deseos frustrados.
Destierran la nostalgia que quedo oculta debajo de la cama
¡bienvenidos siempre! aun sin aviso,
mantendré abierta una puerta,
en mi costado, abajo a la izquierda.