Zoraya M. Rodríguez

**~Novela Corta - La Virgen sin Velo - Parte IV~**

Y los padres de Zoila de la Cruz, sólo anhelaban ver casar a su hija con Humberto de la Paz. Y ella, Zoila dela Cruz, no lo amaba como a Fabio Cazuela. Eso no lo entendía nadie ni la madre ni el padre de Zoila de la Cruz. Solamente el consuelo que le pudo dar la madre de Zoila a ella, fue que “tal vez, que el amor llegue luego”. Cuando en el coraje de amar sólo obtuvo lo que tuvo que ver Zoila desde a lo lejos de su habitación a Fabio cruzar la verja de cemento y el acantilado para hurtar de la vendimia de su padre. Ella, también cruza la verja de cemento y el acantilado para reencontrarse con su amado. Ella, le cuenta todo, que la quieren casar con Humberto de la Paz y le pregunta “¿qué hago con mi vergüenza?, él a lo que ripostó y fue que le dijo “vente conmigo, otra vez”. Cuando en el amor se dió lo que se dió, cuando en el albergue de su corazón, se dió lo que se dió una desventura casi inocua, casi irreal, casi inconsecuente. Cuando en el albergue de su corazón, subrayó lo que temía, un reflejo de lo que quiso en ser a certeza. Cuando en el camino se sintió tan frío y tan desolado, en que sólo el ademán se parece que en el juego del amor, se sintió sola, Zoila de la Cruz. Cuando en el ambiente se cruzó un camino frío y triste cuando entre los arbustos volvieron a amarse tan bien y tan real como el haber sido novios de ocasión. Y se volvieron a amar, pues, la razón no concordaba con el corazón. Y Humberto de la Paz, sólo era un estorbo inconsciente dentro del mismo unísono de su propia voz en la sola soledad. Y ella, Zoila de la Cruz, no lo amaba, sino que dentro del mismo corazón amaba más y más a Fabio Cazuela. Cuando en el aire se supone lo que no se opone. Y el Capataz Santiago fiel y honesto servidor de Don Gregorio, lo sabe todo, pero, esta vez lo ocultó todo. Pues, su esencia y su virtud jugaban un papel muy importante en la vida de Zoila de la Cruz. Medio pueblo lo sabía, que había perdido la virginidad, pues, el murmullo social no callaba la voz, ni la comidilla social callaba su cometido en divulgar los chismes de la hacienda y de la hija de Don Gregorio y Doña Ramona. Y se despidieron de esa vez, y casi por última vez, en que se amó tanto entre aquellos arbustos del cafetal. Cuando por aquella vez, se dió lo que más anhelaba una sorpresa en el camino. Cuando en el alma explotó de amor y de pasión. Cuando en el alba florecía con todo esplendor. Y se dió lo que más deseaba una luz que brilla en su camino, cuando en el alba, ella Zoila de la Cruz, camina entre aquella verja de cemento y por el acantilado. Cuando en su camino sólo se debió de atraer lo que más conviene, una sola razón, de que en el camino se dió lo que más se debió de identificar, a lo que converge cuando el amor brilla como las estrellas y la luna. Cuando en el silencio se debió de creer en el amor a toda cuestas. Cuando en el ambiente se dió lo que más se electrificó unos arbustos que entre ellos se amó más. Cuando ella, Zoila de la Cruz, se electrificó su forma de ver y de creer, su forma de saber que en el camino se dió como el haber sido en el ambiente un sólo color del brillo de luz. Cuando en el desván de cosas del recuerdo si sólo el olvido se cruzó en el camino como cosas que aún no se olvidan. Y era el amor de Zoila de la Cruz con Fabio Cazuela, el que era como el aire o como el viento trayendo toda esencia a respirar. Cuando en el tiempo, sólo en tiempo, se atrajo lo que conlleva una agria atracción, cuando el amor acabó para ambos como el final de un mal comienzo. Cuando en el alma, se aferró lo que más dulce era y se sintió, un mal desenlace. Cuando se amanece sin amor y sin pasión sin la dulzura de un verdadero amor. Y Zoila de la Cruz, se llevó una mala jugada cuando el amor se perfiló demasiado en saber que el destino es flojo como lerdo el destino sin él, sin Fabio Cazuela. Y los padres de Zoila, Doña Ramona y Don Gregorio, sólo querían sublevar la fantasía, de ver en el suelo, el ave capaz de volar lejos, pues, el destino fue y será, que Zoila de la Cruz, su única hija se llegara a casar con Humberto de la Paz. Y así, no quería Zoila, pues, su mundo sólo se aferraba a amar a Fabio Cazuela. Cuando en el coraje de amar, sólo se atrajo lo que conllevó un dulce y fugaz encuentro entre los dos, entre Zoila de la Cruz y Humberto de la Paz. Humberto, sólo quiso atraer el amor hacia Zoila invitando a la niña a pasear por la plaza del pueblo.     

 

Continuará……………………………………..