Me aprisiona una celda en soledad,
me carcomen recelos y rencores,
renuente a cometer mismos errores
no me quedan resguardos de bondad.
Mi semblante refleja falsedad,
no prodiga ternura en los amores,
cebado por constantes sinsabores
me impele a amar mi ilusa terquedad.
Aplomo vacilante que delata
esa entrega abnegada envilecida,
por la doble moral que se percata
en labia seductora desmedida,
y el candor de tu risa que arrebata;
sin coraza, me rindo conmovida.