No me invites a jugar contigo,
porque voy a perder.
Al ajedrez, a las damas,
siempre terminas ganando.
No me invites Catrina,
no quiero apreciar
el café por su amargura.
No iré contigo,
no me insistas.
Ya comprendí, tarde,
que eres belleza pura
y no dama de compañía.