El silencio de la noche escucha mis suspiros
en el titilar de las rutilantes estrellas,
mientras en el profundo abismo de tus ojos
se van ahogando mis penas.
En el oscuro azul de la noche estrellada
tus lágrimas resplandecen como verdes gemas
y sus flechas de amor se clavan en mi pecho
como dulces espinas que mi alma atraviesan.
Una alondra parda su gárrulo canto detiene
al oír los gemidos del silencio en el alba,
era mi corazón malherido
que en el negro desierto de la noche penaba.
En el rosáceo firmamento llora el lucero
de oro y ámbar lastimeras lágrimas,
son los últimos sollozos del locuaz silencio
que suspira a la noche que se apaga.
En las alas del viento