Me cobija la tristeza
y lo gríseo del cielo
que desnuda la pobreza
con lodo, agua, sangra el suelo
que corre con su braveza,
que alimenta el sufrimiento
y la llovizna en los ojos,
viendo tanto detrimento
y en los pobres sus despojos
con su voz, llanto y lamento.
Y después de la tormenta,
sangre y agua será fianza
que con firmeza alimenta
a su pueblo la esperanza
y con tesón lo sustenta
para seguir caminando,
lidiando por su destino
para continuar soñando
nueva luz en su camino
y así, ¡Vivirá luchando!