Un largo camino de sombras,
que deambulan largamente,
entre las horas, en el viento,
mi sombrero ha caído al vacío;
una lluvia de astros tristes,
topan nuestros sueños...
¡Ríe el cobarde ríe !
cuál títere en el desierto...
máscara de agonicos misterios
la voz en la palabra misma
pero muchos no tienen alma;
se las robó la montaña;
¡Ríe el cobarde, ríe !
pero su risa, no será eterna,
no durará para siempre...
El niño es el mañana en su carrucel de sueños, salta y baila,
el niño aún está triste,
el niño aún llora y ya no canta...
siempre habrá un mañana
¿ Lo habrá ?
Siempre amanecerá de nuevo
aunque la mañana esté triste,
¡Oh ! Y sin embargo:
¡ Ríe el cobarde, ríe !
Empero, en su carrito de sueños
la mascota ladra y el niño
juega en medio de la noche
y de ésta fría madrugada.
Cuando las almas hambrientas
y sedientas caminan con tristeza por el paso del camino
que incesante nos arropa los sueños.
¡Ríe el cobarde, ríe !
Calla el hombre a la plegaria,
al miedo y al hastío
se llena de mucho frío;
las alacenas vacías,
no importa, llegará la primavera pero :
¿ Llegará ?
¡Ríe el cobarde ríe !
y su riza agoniza la
existencia del sentir de un pueblo noble
que en el silencio, tan sólo sonríe.
Mientras frente al pueblo:
¡ Ríe el cobarde ríe !
Está tristeza es más triste, que el dolor y el dolor es más grande que la tristeza, multiplicada por mil tristezas, enmascaradas de amor.\" Y aún así:
¡Ríe el cobarde ríe !