Aún resuenan las conversaciones de ayer, el grito de fuego que encendió una mente y se propagó por el cielo hasta la muerte, siguen los actos de una raza sin memoria y sin conciencia, apagando pequeñas hogueras, estímulos de libertad y remordimientos por desesperación ante el mañana, dejar de ser lo que somos y ser lo que debemos ser en verdad, voces soñado utopías y oídos sordos que se niegan a detener tan fechorías, volver sobre errores y remediar vidas que acabaron en lápidas con las flores en cada lágrima, detenernos ahora de una vez y para siempre, no nos beneficia y nunca lo hizo, hagámoslo por lo que creemos o queremos creer, por la vida sobre puesta ante la muerte injusta y la liberación del pensamiento racista, hagamos que el color de los ojos se pongo por encima del de nuestra piel, agitar la conciencia y respirar una sola raza, si no es así nuestra hora de muerte se adelantará varias piezas sobre el tablero, entre la vida y la muerte se disputa está partida, condenarnos o salvarnos.