\"En la mente pueden existir rituales...que la memoria pudo dejar detrás de una puerta\"
Todo era exactamente igual. Nada había cambiado un ápice en aquel lugar. El destino no quiso mover absolutamente nada. El viento tampoco. La única diferencia; era el ritual.
El pasado seguía tan inmóvil como una obsesión. Se podía percibir notablemente lo inmóvil que seguía todo. Era como bucear en una foto en blanco y negro movida por una luz en la penumbra. Voces que iban y venían, se movían a través de un susurro que recorría el espacio en forma de remolino caprichoso que circundaba todo el espacio.
De pronto aquellos pasos. Sigilosos, casi mudos pero firmes, pasos que morían siempre detrás de la misma puerta, una puerta llena de preguntas, detrás de un gran silencio oscuro. Solo se podía escuchar al final de los pasos, un oído imberbe apoyado en la cerradura.
Nunca pudieron saber lo que sucedió aquel inesperado día, donde el mundo se detuvo en un lugar donde el humano no tiene ni idea donde puede quedar. Un día perpetuo en el ingenuo pensar de un cuento sin final.
La puerta de la memoria quedo cerrada misteriosamente.
Los huérfanos eran tres. La única diferencia aquella noche fueron los pasos, siempre terminan en el mismo lugar.
Como un maldito ritual.