Sin garrote alguno,
sin más violencia que el miedo
han logrado la sumisión
la apatía, la congoja,
el aislamiento.
De tanto en tanto
algunos rebeldes cacerolean
A determinada hora los piadosos
aplauden a los olvidados de siempre
aquellos que sacrifican sus vidas por los demás
Mientras tanto el silencio
incita a algunos valientes animales
a que crucen por calles antes nunca
imaginadas, calles por las que sus instintos
encendían en ellos luces de alerta
para preservarse de su peligro.
Silencios sepulcrales nocturnos
desiertos fantasmales de día
La muerte llega con forma de esfera espinada
pero la peor muerte no viene allí
Esa la implantan los ineptos, los corruptos,
votados por faltos de memoria
cada vez en más abundancia ignorantes
que la lacra gobernante riega y cosecha
con míseros mendrugos que solventan
sus holgazanas y desventuradas vidas
con oscuros futuros que marcan su esclavitud
a la pobreza presente y futura de su clase.
El planeta sucumbe y su sumisa y aterrada población
Sobrevive apenas sumida en el miedo,
único látigo capaz de amordazarla.
ANGELA GRIGERA MORENO
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