Lugete o Veneres Cupidinesque
passer mortuus est
(Llorad, las Gracias y los Cupidos
el gorrión se ha muerto)
Catulo
Como a un príncipe etrusco
en su hermoso sarcófago
sepultamos en un caja de cerámica
pintada e historiada
preciosa
a nuestro humilde gorrión
nuestro pobre gurriato Cerecito
rescatado en el balcón de la casa
una mañana de mayo
desgreñado y aterido
caído del nido
escapado
quién sabe cómo
milagrosamente
a las garras de los gatos
alimentado
por nosotros los niños
con las cerezas
de las que se reveló goloso
gorjeando por todas las piezas
recogiéndose
solo al anochecer
en su jaulita
con la portezuela siempre abierta
dialogando con los dos periquitos
encerrados en su jaula
estirados y exóticos
pero pasmados
alelados
esa tarde
cuando
al volver a la casa
lo encontramos muerto
después de una agonía
que ciertamente había sido
terrible
en una criatura tan diminuta
un copo
de plumas
un esqueleto minúscolo
aéreo
liviano
con apenas
un poco de carne en los huesos
si los dos periquitos
únicos testigos
habían quedado aterrados.
Lo sepultamo
con todos los honores
en un sarcófago digno
de un príncipe etrusco
en la tierra de la huerta
abandonada desde hacía años
desde antes de la guerra
bajo la casa
con pompa de lágrimas
mi hermano y yo
a nuestro gurriato
Cerecito
arrancado
a nuestro cariño
de niños
por el destino común
a todos nosotros los vivientes.
Lugete o Veneres Cupidinesque.