Quisiera convertir mi verso en gran saeta
que pueda derribar tu muro tan cerrado;
y hacer con mi pasión la llave del candado
que deja sin entrar mi sueño de poeta.
En cada amanecer mi rima luce inquieta
tratando de encontrar un canto apasionado,
que pueda convencer, y quede enamorado
tu ingrato corazón, tan frío, cual loseta.
Inútil es decir lo mucho que te adoro,
vivir de la ilusión que muere lentamente
haciendo mi existir un árido desierto.
Por eso, sin rencor, mas nunca yo te imploro;
pensando en encontrar un pecho más caliente
que quiera cobijar mi amor aciago y yerto.
Autor: Anibal Rodríguez.