Me gustas con ropa, sin ropa.
Al caminar,
sentada,
cuando estás cerca de mí.
Y sé que el paraíso
está detrás de un para de prendas.
Me gustas.
Me gustas tanto que podría
nadar entre espinas.
Me gustas tanto que puedo comprarte
la luna y dejar que alimentes las estrellas.
Y me gustas porque eres bella
de pies a cabeza,
de tu boca a tus muslos
y tu voz, dulce melodía de miel y flor
tu lengua, espada con la
que me dejo matar.
Tu tacto, suave, delicado,
decidido a nunca lastimar.
La libertad de palabras
que deja entrar tu oído,
oído que te dice la expresión
que debes hacer.
Tu caminar lindo que tira manzanas.
Todo me gusta de ti,
tus poros, tus ojos,
la humedad de tu lengua,
tus senos,
el incógnito de tu desnudes,
el privilegio que puedo tener
de tomar tu mano.
La bienvenida de tu sexo,
de enrollarse entre sábanas
de la antología que puede
caber en tu oído.
Me gustas
y te pienso a cada momento
cuando escucho la flor
pisar el jardín,
cuando escucho la abeja
en busca de miel.
Cuando miro la lluvia
y mi cama vacía.
Te pienso
Y no hago otra cosa que pensar en ti
mas que soñarte cuando me duermo.