Ellie Woonlon

Poema de un apapacho

No, nena, ¡el corazón no va en bandeja! 

Por más que se quiera, a pesar de que escuches quejas...

¡Encariñarse no es sencilla tarea! Y no sólo lo dice la abuela...

Y si te llegaran a preguntar, por tus latidos y demás,

¡respóndeles sin fragilidad, que esa información clasificada está!

 

Ay de mí y de ti, mijita... Todos nos equivocamos.

Sí, llora en mi hombro, que es costumbre humana de antaño

¿Para qué estamos, la familia, si no nos solidarizamos?

¡Jovencita, dolorosa jovencita! Recuérdalo y si quieres chilla:

\"¡Superaré esto y mucho de lo que me depare la vida!\"

 

A mí me tiembla el pulso por males que acarrean mis años,

no quiero ojitos llorosos y con pena, ¡sólo te estoy contando! 

Esto a ti no te espera, ¡podrá irte peor o quién sabe si tu vida tendrá más encanto! 

No temas, ni te hagas para atrás; mejor enjuga esas gotas, esa diluida sal.

Y apóyate en mis consejos, en las fábulas y cuentos... de esta vieja que te ama tanto...

En su finita eternidad.

 

 

 

Dedicado al abrazo, que acaricia el alma.