No, nena, ¡el corazón no va en bandeja!
Por más que se quiera, a pesar de que escuches quejas...
¡Encariñarse no es sencilla tarea! Y no sólo lo dice la abuela...
Y si te llegaran a preguntar, por tus latidos y demás,
¡respóndeles sin fragilidad, que esa información clasificada está!
Ay de mí y de ti, mijita... Todos nos equivocamos.
Sí, llora en mi hombro, que es costumbre humana de antaño
¿Para qué estamos, la familia, si no nos solidarizamos?
¡Jovencita, dolorosa jovencita! Recuérdalo y si quieres chilla:
\"¡Superaré esto y mucho de lo que me depare la vida!\"
A mí me tiembla el pulso por males que acarrean mis años,
no quiero ojitos llorosos y con pena, ¡sólo te estoy contando!
Esto a ti no te espera, ¡podrá irte peor o quién sabe si tu vida tendrá más encanto!
No temas, ni te hagas para atrás; mejor enjuga esas gotas, esa diluida sal.
Y apóyate en mis consejos, en las fábulas y cuentos... de esta vieja que te ama tanto...
En su finita eternidad.
Dedicado al abrazo, que acaricia el alma.