Esa tarde se sentó en el balcón
el que conectaba con su habitación
allí estaba Juliette, sola y tomándose
un té en ese radiante día
y desde aquella quietud escuchaba
el cantar de los pájaros los que
aclimataban desde la rama
de un selvático árbol.
Y en un momento inoportuno
una brisa le trajo a ella el recuerdo
de su amado Rommeo
quien solía sentarse con ella
cada tarde en ese lugar a tomar
una taza de café, mientras juntos
contemplaban el bello atardecer
agarraditos de la mano y conversando.
Al mirar su sillón…Estaba vacío.
En seguida se puso triste, comenzando
sus ojos a lagrimear y en pleno silencio
fijó su mirada al cielo y por un instante
se sumergió al grupo de blancas nubes
con el fin de perderse en ellas.
Estaba desolada y con el corazón
roto en mil pedazos. Sin embargo
ella estuvo cavilando en el
umbral de su tristeza
porque aún aguardaba con ansias
su regreso…Y pensó en voz alta
_Te extraño tanto mi amor, es que
tu ausencia para mí es insoportable
algo realmente inexplicable y siento
una inmensa soledad que impera
en mi alma…Es que te amo Rommeo.
_Te amo de verdad y espero por ti.
Ya había pasado una semana desde
que Rommeo se marchó de la casa
enojado por una riña sin fundamento
la que ambos no supieron manejar
dejando allí un vacío increíble
y a Juliette desolada, tanto que
ese tiempo se había convertido
para ella en una eternidad, hasta
pensaba que no regresaría jamás.
Ella no creía lo que estaba pasando
porque en principio pensó
que él solo estaba bromeando,
es que en sus últimos
gestos le demostró lo contrario
y ella, no hizo nada para evitarlo.
El silencio y la soledad la golpeaban
y al amor que sentía por Rommeo
la hacía tejer suspiros en el aire.
Esa tarde, aprisa pasaron las
horas y de repente espesas nubes
oscurecieron el cielo, es que ya era
evidente que pronto llegaría la
noche y estaría sola nuevamente
sin su Rommeo.
Y fue allí...Cuando pensaba que
ya todo se acababa y que nada
a ella le importaba.
Cuando imaginó que ya no
habría más lugar para ella
en el amor.
Cuando sus ilusiones
se dormían al nacer
sus nuevas esperanzas
vislumbrando momentos vividos.
Y fue allí…Cuando sintió que
alguien tocaba su puerta
insistentemente y hasta pensó
que solo lo imaginaba
aun así, se puso de pie,
miró por el jardín
y no vio nada.
Lo que nunca imaginó
era que se trataba de Rommeo
quien estaba detrás de la puerta
arrepentido y muy avergonzado
y volvió a insistir…toc, toc, toc.
Mientras Juliette
se apresuró a abrir la puerta
una tremenda sorpresa
le aguardaba detrás de la puerta.
¡Era su Rommeo!
Y pensó …
…Que fue ahí cuando
llegó a despertarla de ese letargo
que destruía de su pobre vida
hasta el alma, y fue ahí cuando
apareció su amado, frenando
ese sueño triste y profundo,
que le consumía la vida a nada.
Ella estaba escéptica.
Rommeo no decía una palabra
solo la observaba…Y se volcó
en un mar de llanto, lanzándose
a los brazos de su Juliette
y fue entonces, cuando ella
vislumbró que le pedía perdón
porque era la forma en que solía
hacerlo, pues él se bloqueaba
y no le salían las palabras.
Pero esa noche sí habló y le dijo…
…_En este instante en que invadí
tu vida nuevamente, te confieso
mi amor, que me devolviste todo
lo que cada día perdía, mi deseo
de amar, mis ilusiones y esperanzas
mis emociones enterradas en el
tuétano de mis huesos y fue ahí
que me confesaste, que también
tú me seguías amando y así pude
recobrar mi vida nuevamente.
Y se dieron un beso apasionado.
Esa misma noche él le prometió
que no se iría jamás de su lado
y que no solo viviría con ella
sino que esa vez se casarían.
Y le puso el anillo
el que había comprado
por si acaso ella lo aceptaba.
Los dos lloraron abrazados
por un largo rato
y Juliette también le pidió
perdón y ambos
limpiaron sus heridas
salvando ese gran amor
que ellos dos sentían.
Y así, continuaron con su
historia de amor
Hasta Que La Muerte los Separe.
EVOLA.RL
30:05:2020 R.D.