Me declaro aquí culpable
de haber creído tanto,
justifico la sentencia
por mi impropio proceder.
No quiero atenuar la pena
de merecida condena,
y no espero enjuiciamiento
que se pronuncie a favor.
Solo digo en mi defensa
que no estoy arrepentido,
mismo error por misma causa
estoy dispuesto a cometer.
Por esos ojos que engañan
y por esa boca que miente
sin piedad, volvería a exponer
mi corazón, a que desangre
de amor hasta morir.