Se sumergió en las aguas
tibias del océano,
las olas rompían cerca
de ella su piel se
humectaba de la suave
brisa marina,
braceaba con una gracia
sin par, desde la costa se
le veía un movimiento armonioso
y parejo las olas comenzaron
a trepar sin aviso,
ella estaba a unos pocos metros
de la orilla cuando quiso volver
braceaba y parecía agotarse
con el poco avance que lograba
un guardavida se percató de lo
que estaba sucediendo se
quedó mirándola desde la orilla
pero no se tiró al agua
inmediatamente, quiso que
algo de temor permaneciera
en ella para no arrojarse
tan desprevenida la siguiente
vez...
Era un remolino que se había
formado en el agua y la
engullía el joven nadó hasta
el lugar y le dio la mano y le
dijo que tratara de seguir
sin perder la calma,
Ella cuando llegó a la orilla
le agradeció pero algo
de culpa le entró cuando
el guardia le señaló que frente
a ese remolino había una
bandera roja...
Avergonzada y aún
temerosa por su osadía
le pidió disculpas de su
imprudencia que se había
dejado llevar nadando.
A lo que el joven se alejó
pero con el rostro perturbado
Ella al otro día llegó hasta
la caseta para agradecerles
con algo dulce su noble labor
que es el de cuidar a la
gente en el agua...