Una bella mujer sonreía enigmáticamente
asomada a la ventanilla del Oríent Exprés, envuelta
entre la espesa humareda, tramaba una venganza,
sabía que su ex tenia una querida, y en el tren viajaría.
El altavoz anunciaba la salida, la mujer tenía la mirada fija
en aquella pareja que se despedía, los vio besándose,
y la querida al tren subía, sonrió vengativa.
Pensó le daré su merecido esta noche, en el comedor,
dio la casualidad que la amante de su ex tenía
el compartimiento al lado del suyo, me vengaré. a mí nadie
me humilla y menos esa víbora.
Así fue, y en la cena hablando, se hicieron amigas,
quedaron en tomar en el compartimiento una copa,
acudió puntual, tomaron champán, en una de las copas
había veneno, que la querida bebió de golpe, empezó a asfixiarse,
y falleció al instante, borró toda huella, cogió a la mujer
abrió la ventanilla y la tiró por ella.
Se fue a su departamento, quedando dormida al momento,
sin remordimientos, al día siguiente hubo un gran revuelo
la mujer del número 333 no estaba por lado alguno,
la vengadora asomada a la ventanilla sonreía, llegaban a destino
a ella le esperaba un joven muy apuesto, con un ramo de flores lindo.
Ella tranquilamente bajó del tren satisfecha, había vengado
al ex novio y a su amante traidora, ya no existía, ella vivía,
tenia nuevo novio, como me engañe pensó, tendrá su merecido,
descendió del tren, besó al joven y el Oríent Exprés
emprendió nuevo destino...la venganza había concluído.
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