Sentimientos reprimidos por la distancia,
obligados ambos a construir un amor lejano y amargo.
Llenándonos cada segundo con miradas de turno
que convierten nuestro amor en algo profundo.
Sonrisas y miradas prohibidas
surgieron esa noche de locura,
en la que nuestros labios se juntaron por instinto;
convirtiéndonos en seres adictos
de la droga de unos labios
obligados a estar errados.
Amor lejano y prohibido.
Amor errante y distante.
Quisiera acortar nuestra distancia,
para así eliminar mis ansias
y terminar nuestra desgracia.
La desgracia de amarnos a distancia,
de ser esclavos del silencio
y obligados a permanecer en el recuerdo
de nuestro primer y último beso.