Fuego cruel y despiadado:
¿Porqué quieres castigarme?
Si albergo tanta escoria
que sea el Señor quien se
encargue de ella.
Mis entrañas sienten dolor,
mi descendencia se ahoga
en tu humo.
No soy culpable de la
crueldad humana.
¿Porqué no lo entiendes, fuego?
Si yo muero, me llevaré
gran parte de este mundo.
Si el cielo llorara aunque
fuera un poco,
sabría que el Señor
es misericordioso.
Pero tu ardiente saña
ya ha hecho de mi paraíso
un infierno.