susoermida

MARGARITA GAUTIER.

  Sigo esperando a la puerta de mi casa, y sin tregua,

la guarnición de tu hermosura.
Traigo espejos, llevo conmigo
imágenes que son huéspedes y ladrones.
Y está conmigo un cerrajero
tenaz, gris, redondo como el deseo
que permanece en mi como el recuerdo
de una lluvia de desamparo.
Hay implacables litorales
que me acercan a ti
y hay inexorables galernas
que me arrastran de súbito
y entonces muerdo mis limites
y dejo mis dientes como hojas otoñales.
Hay viento, llanto de mar sin llorar,
soplos,
garras,
llamas,
olas sin espumas,
quietud,
lemas de ángeles caídos.
Con la tregua del vencido
me visto de derrotas
y me voy a mi dormitorio
con el pijama del vencido.
Al acostarme, tu piel
eriza mis sábanas y los sentidos
y el cerezo se va sin primavera.