No perdono el afán del presente
Que no fue ni será y ya ha sido.
Tan fugaz que se pierde el sentido
Atrapar lo que en todo es carente.
No me importa el fuego extinguido.
No me inquieta la arcilla futura;
Aquél ya no es más que el olvido,
Ésta no ha sido ni es ni perdura.
Más eterna es la fe que profeso
Al ritual misterioso de un beso,
A la lágrima tibia y salada
Que explosiona la luz en la nada,
Al milagro de estar en lo cierto
Cuando alguien me toca y despierto.