Alonso Moraga

Retrato de una tarde de Mayo

En los jardines nuevos
han abierto sus flores los jazmines;
junto, la vieja carretera
con su matiz de hastío.


Algunos caminantes,
maldiciendo su camino,
corren bajo el almendro en flor
al caer la lluvia; otros,
pasan y saludan y bendicen
el milagro de la lluvia,
que moja y aplaca el polvo
en los caminos. Dos niños
juegan bajo la lluvia,
y danzan y corren con la algazara
de sus nuevas voces;
sigue cayendo la lluvia.


Dentro de la estancia hay perfumes de tristeza,
y adamantinas soledades
que pueblan las paredes;

fuera, llueve
sobre los jardines nuevos
donde han abierto sus flores los jazmines;
junto, la vieja carretera
con su matiz de soledad y hastío.